Nada como un atardecer en la playa, no sólo son los rayos de luz dorados al horizonte los que me encantan, son éstos acompañados del olor del mar, sentir la brisa en la cara, la humedad que se pega a la piel, el ruido de las olas, esa vista interminable de agua que va cambiando de colores y que al levantarse animada por el viento ruge en mis oídos, y puedo sentir como el agua se agita dentro de mi pecho, diciéndome que soy tan pequeña ante tanta inmensidad. Se disfruta ver como el color azul-verde del mar se combina con los anaranjados y rosados del cielo, pareciera que se abrazan para darnos toda una demostración de amor.
A decir verdad, el mar siempre me ha impresionado, pero cuando estoy frente a él en una tarde llena de color, me gusta cerrar un momento los ojos, respirar ese aire y llenarme de esa naturaleza que da tanta vida.
Fotos de Cancún y Riviera Maya.
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