Sea como sea a mi encanta su majestuosidad, su forma tan peculiar, y como se eleva vigilante casi en medio de la ciudad, por supuesto durante el atardecer y el amanecer luce hermoso, alumbrado por ese sol que le brinda diferentes colores y sombras que lo embellecen aun más, claro como todo, tienes sus días en que una que otra nube lo cubre, y lo vuelve casi invisible pero tarde o temprano se deshace de todo eso para volver a aparecer con todo su brillo y para decirnos que sigue reinando en la ciudad.
Ese mismo espírtu es el cada día debía aflorar en nosotros, aunque de repente nos cubran las nubes de la preocupación, de los problemas, de la malas noticias y de las peores, saber que aquí seguimos y pronto se irán de nosotros para dejar al descubierto a quien somos en realidad, la persona brillante, fuerte que permanece de pie ante cualquier circunstancia.
Ojala nuestras vidas estén llenas de lindos descubrimientos cuando las nubes se aparten de nosotros
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