Durante los dos últimos años, se han ido muchas personas y cosas de mi vida, he ido viendo como personas que amaba han decidido seguir su camino sin mi, en otras he tenido que ver partir familia por diferentes circunstancias y ver como la muerte hace su labor llegando un día cualquiera para llevarse a alguien que amo, he tenido que dejar mi casa, volver a empezar de cero, de la vida que tenía y conocía no me queda casi nada.
Cada suceso ha sido inevitable, ha sido como esos atardeceres que son hermosos que quisieras verlos eternamente, detenerlos entre tus manos, que siempre tuviera sus colores, pero conforme pasa el tiempo ese atardecer se va escapando sin poderlo evitar, y por mas que te quedes mirándolo no dará un paso atrás y se irá de todas formas, se va perdiendo en el horizonte y cuando te das cuenta se ha hecho de noche, ya no está lo que estaba, y tus manos están vacías.
Sólo queda el consuelo del amanecer, de lo que pueda traer, a veces la tristeza de la ausencia, a veces la alegría de los recuerdos y otras tantas la esperanza de que algo de lo perdido vuelva.
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